Historia de la Farmacia (continuación - EDAD MEDIA)

La Edad Media es el periodo comprendido entre los siglos V y XV de la era cristiana, inicia con la división administrativa del Imperio Romano en Oriente y Occidente, concluye con la toma de Constantinopla, ciudad capital del primero, a manos del imperio turco. En poco más de mil años, en el Imperio de Occidente las prácticas médica y farmacéutica fueron atendidas por diferentes órdenes monásticas. Acumularon y pusieron resguardos en sus bibliotecas la información respectiva generada durante siglos, habilitaron secciones de los monasterios como hospitales, utilizaron parte de los terrenos para producir plantas con fines medicinales y construyeron pequeños recintos destinados a la preparación de m,edicamentos. Las acciones de los monjes tuvieron un marcado sentido religioso, asignaron a gran cantidad de santos la facultad de curar diversas afecciones, por lo que representaron, en la práctica, un retroceso técnico con respecto a la terapéutica grecorromana. El Imperio de Oriente tuvo una historia distinta. Aunque en un principio administrativamente dependió de Roma, se edificó como el Imperio Bizantino, heredo gran parte del bagaje cultural de Grecia, conservó el grigo como lengua, por las constantes acciones militares de que fue objeto recibió influencias árabes, hebreas y de otras culturas, y en la materias médica y farmacéutica se constituyó como la coninuidad de las escuelas hipócratica y galénica y las enseñanzas de Avicena. Algunas figuras destacaron en la Edad Media con su contribución a las cincias farmacéuticas: Oribasio escribio en el año 370 d.C.la obra clásica de la terapéutica y farmacia antiguas Colecciones Médicas; Hermes fu Autor del Corpus Hermeticum, un tratado que además de tintes alquimistas, mágicos y astrológicos, da cuenta de una gran cantidad de prácticas terapéuticas; se atribuye al Obispo Basilio la autoría y administración del primer hopital construido para tal fin, edificado en la ciudad de Césarea. Con el lento pero constante desmembramiento del Imperio Romano y sus dos divisiones administrativas, la civilización islámica sentó sus reales en parte de la Europa occidental . Los áraabes establecidos en Andalucía, conjuntaron armoniosamente las prácticas farmacéuticas griegas, romanas, norafricanas, árabes, judías y españolas; este sincretismo poco a poco permeó el resto del mundo occidental. Con diferencias muchas mayores y en otras en las distintas latitudes europeas. Los incipientes estados nación de Europa en los últimos siglos de la Edad Media, comenzaron a producir los instrumentos regulatorios de las prácticas médica y farmacéutica. En las primeras dácadas del siglo XIII, Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, promulgó para el Reino de las dos Silicias, el Edicto de Palermo, que se convertiría en la constitución de las profesiones farmacéuticas. El Edicto de Palermo consagra principios de farmacéuticos fundamentales: separa la medicina de la farmacia prohibiendo toda relación comercial entre médicos y boticarios; reconoce la importancia de la Práctica faramecéutica y por tanto prescribe su regulación por la autoridad; y promueve la calidad en los procesos de elaboración de los medicamnetos. Poco a poco los principios que constituyó el Edicto de Palermo tuvieron resonancia en gran parte de Europa, la profesión farmacéutica tuvo al fin reconocimiento y un lugar predominante en la sociedad.

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